viernes, 30 de marzo de 2012

Por esos malos momentos (Un mes)

Un día como hoy, me queda menos de un mes para casarme.

Alguna se pondría histérica al decirlo. Yo no. En parte porque tengo listas y preparadas el 95% de las cosas, y sé que el 5% restante no hay más remedio que hacerlo las últimas dos semanas (última prueba del vestido, confirmar la lista de invitados, colocar las mesas y llamar a todos los proveedores para recordarles que se acerca TU BODA, por si lo habían olvidado, que algunos no me han dado señales de vida...).


Pensé que a falta de un mes todo sería más de color de rosa. No es gris, pero tampoco es tan ideal como lo había imaginado... Y no por mí, o por mi pareja, sino por circunstancias fuera de nosotros. Ha habido malos momentos en estos dos últimos meses para que haya bajado de esa nube en la que solía andar subida. A veces, soy lo bastante fuerte o egoísta para aislarme de la realidad y volver a subir ahí... es lo que intento, una vez y otra. Aislarme de la circunstancias externas, pensar en mi gran día, en mí guapísima, en una ceremonia preciosa y una fiesta sin igual; pensar en que no hay nada más para mí que mi boda, porque sólo se es novia una vez en la vida, y a mí ya me quedan días...

Al menos, mi novio está conmigo. Él y yo, juntos, como la pareja que seremos. Hoy a falta de menos de un mes me gustaría brindar con él por los buenos momentos de estos preparativos, pero también por los malos. Por las desilusiones, por las decepciones, por los conflictos familiares que me persiguen, por las malas noticias, por el estrés, por la indecisión.



Juan Antonio Capó, en Flickr

Brindo por la superación de los malos momentos. Porque hace apenas unos días incluso me planteé seriamente renunciar a mi boda... Sí, como lo oís, ya no podía más. Y porque luego pensé "voy a casarme, porque lo merezco y porque, sea una fiesta más o menos alegre, más cercana o menos a lo que yo había soñado, quiero ser la esposa del que ha sido mi novio durante tantos años".

Tengo unos estados de ánimo difíciles estos días. Sentimientos de felicidad, y también sentimientos agridulces. Podíamos estar en casa todos felices y emocionados, y sin embargo hay un ambiente turbio y espeso. Pero hoy quiero brindar por todo esto... Quiero aceptar todo esto... Quiero brindar por los buenos momentos de preparativos, que los ha habido. Por la gente que se ha ilusionado conmigo y me ha apoyado. Y aun con todos los conflictos, quiero que llegue ya ese día, mi boda, porque quizás lo viviré con un sentido distinto. Como le dije a mi novio:

"Cuando te vea ese día, yo entrando a la iglesia, plantado al final del pasillo, lo primero que pensaré será Dios mío, a pesar de todos los obstáculos estamos aquí... A pesar de todo, vamos a casarnos. Y entonces creo que me olvidaré de todo y me centraré en nosotros. Quiero pensar que en ese momento cobrarán sentido todos los malos momentos de estos últimos dos meses, porque tú y yo seremos más fuertes como pareja, y porque toda esta travesía de dificultades hasta el día de nuestra boda nos harán disfrutarlo más... y disfrutar más del idílico viaje de luna de miel que nos espera".

Menos de un mes para nuestra boda. Me quedo con los buenos momentos... y después de brindar, entierro los malos. Me olvido de ellos. Por egoísta e inapropiado que pueda parecer. Porque creo que, aunque a mi alrededor los ánimos estén revueltos, merezco sentirme como una novia feliz y afortunada en este último mes de preparativos. Y luego, Dios dirá...



miércoles, 28 de marzo de 2012

La fina línea entre lo romántico y lo cursi...

Hoy estoy preparando las lecturas para mi boda. Al contrario de lo que la gente se cree, las bodas por la iglesia permiten muchísima variedad: por un lado, en la elección de las lecturas (si te empeñas, tienes todos los textos de la Biblia para elegir, aunque hay recomendaciones), también en el rito del matrimonio, y por supuesto, se admite un discurso personalizado de los acompañantes de los novios al principio o al final de la ceremonia. Los novios, igualmente, pueden leer un texto de su propia cosecha al final del ritual del matrimonio, como acción de gracias, o al finalizar la ceremonia.

Tanto en las bodas civiles como en las católicas, en que la gente suele leer palabras de agradecimiento, siento que hay una línea muy muy sutil entre el romanticismo y la ñoñería... Sé que, dicho así, queda un poco crudo, pero generalmente es más fácil caer en la cursilería que en lo contrario.


lunes, 26 de marzo de 2012

Lo que me apetece leer

Conforme voy tachando mentalmente los días que faltan para mi boda (tic-tac, tic-tac, el momento se acerca peligrosamente...), noto cambios en el tipo de entradas y blogs que leo.

Cada vez me apetece menos leer cositas sobre lugares de celebración de bodas, vestidos de novia y detalles para invitados.

Apenas miro DIY, aunque tengo pendientes hacer alguna cosilla antes del día de la boda (muy fuerte yo hablando de hacer DIY con lo poco que me gustan, pero en serio, he tenido dos ideas que ya os contaré, jeje).

Y sobre tendencias de bodas... pues ahora mismo me dan un poco igual.

Ya no devoro blogs y revistas de bodas con pasión (creo que no me equivocaré si digo que la que compré hace unas semanas será la última), justo en este momento me estoy desligando un poco del "mundo de las bodas" ¿y por qué?

Quizás sea porque quiero centrarme en la mía. O más bien, prefiero dejar de imaginar, relajarme y sorprenderme con lo que me venga.


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viernes, 23 de marzo de 2012

Recogidos: así SÍ


Ayer os enseñé los que para mí son los recogidos menos estilosos del mundo. Como os dije, buceando por Internet he encontrado otras propuestas fantásticas; peinados a la vez más y menos elaborados, que no despejan tanto la frente ni estiran tanto el pelo, con un toque mucho más natural...

He aquí mis recogidos preferidos para una novia sencilla y sofisticada a un tiempo, aunque sigo diciendo que el pelo suelto y levemente ondulado o semirrecogido no tiene nada que envidiar a estos moños maravillosos.

¿Empezamos?

Me encanta este recogido un poco despeinado y trenzado a un lado que muestra esta actriz. No es un moño alto hacia la coronilla, sino medio, que en mi opinión son muchísimo más favorecedores


1.

Ahora os muestro la que para mí sería una novia guapísima, romántica e intensa: ojos oscuros, labios rojos, cejas perfectas, y un recogido sencillo y sexy.



2. ¡¡Es que me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
Y este moño que viene a continuación es la quintaesencia del romanticismo. Fijaos qué toque tan especial le dan esas bandas de puntilla, y el resto del pelo recogido en un moño alto muy abierto.





No son especialmente fan de los flequillos, pero si quieres dejártelo, estos peinados y accesorios preciosos son perfectos:

4.

Una opción con flores muy muy elegante (porque no todas las flores son chonis, jeje, que se ve cada cosa por ahí...):

5.

Moño alto con cinta de raso. Desde luego, mucho más favorecedor y estiloso que el moño bailarina "estiradísimo" del que hablamos ayer ¿verdad?:



6.
Para una novia verdaderamente original y atrevida, que quiere recordar el glamour de los años veinte. Un color de cabello rompedor y una banda dorada:


7.


Ejemplos de moños bajos, ¡me gustan todos!


8. Destaco el de Eva Longoria para las morenas, y el de la chica que hay justo debajo


No va de novia, pero bien podría: ese vestido blanco que se supone suelto, con tirante ancho, y ese peinado: un moño bajo muy sobrio y elegante dejando caer un mechón fuera de la diadema.


9.


Una opción muy estilosa para media melena de una novia real (¡y con flores!):

10.

Y aunque el estilo despeinado en exceso no me gusta, no me puedo resistir ante estos peinados relajados y con algunos mechones sueltos, tan románticos... (me encanta el detalle de la pedrería "perdida" entre el cabello)




Y dejo para el final uno que me ha impresionado porque me parece ¡¡¡¡Muuuuuy sexy!!!!!




¿Cuáles son vuestros favoritos? Los míos el 2, 3 y el 12. ¡Feliz finde!

jueves, 22 de marzo de 2012

Recogidos: lo que NO deberías llevar

Hace unos días tuve un plan excitante. Hace años, si me hubiesen dicho que hacerme una prueba de peinado de novia iba a despertar en mí tanta ilusión y expectación, me habría echado a reír, pero las novias saben bien de qué les hablo... :)  También me habría parecido extraño el pensar que podría pasar largas horas entretenida con asuntos tan futiles como encontrar una figurita para la tarta de novios, o unos broches para los zapatos (por cierto, ya os contaré en qué ha quedado). En fin, que todo esto (me refiero al mundo bodil) ha sido un descubrimiento feliz, una adicción que no había previsto, y un estado mental tan especial que podría definirlo como un continuo "estar en las nubes". Aunque es cierto que a veces me he tenido que bajar de las nubes con violencia... y mis días de preparativos no han sido fáciles en todo momento (ufff, si yo os contara... me han pasado cosas muy fuertes, y ne vivivo días en un ambiente de tensión insoportable... pero hoy quiero olvidarlo).

Volviendo a mi prueba de peinado: os puedo decir que acabé bastante contenta: me veía natural y favorecida y tengo que decir que esto no es cosa de poco, porque ¿Cuántas veces no hemos pensado, al ver a alguna novia "esta chica va más mona un sábado cualquiera"?.

Mirando por Internet, he visto algunos peinados maravillosos que en otro post compartiré con vosotras, que me han hecho plantearme por qué algunas novias que he visto recientemente no han ido tan guapas y estilosas como merecerían.


Podría ser una novia discreta y guapísima ¿verdad?


El peinado es muy importante, junto con el maquillaje es el complemento del vestido que siempre llevas contigo (el ramo, al fin y al cabo, lo dejas a un lado en un momento dado), refleja tu forma de ser y de sentir. No me explico como hay novias que tienen el pelo liso y se lo rizan para su boda o viceversa; o aquellas que nunca han llevado mechas y se las ponen, o un tinte que en la vida diaria no habrían osado llevar.

Así que antes de escribir una entrada con estos peinados que me han inspirado, prefiero compartir con vosotras mi punto de vista de aquellos peinados que no me gustan, que considero pasados de moda, o poco favorecedores. Por supuesto, esta es sólo mi opinión, quizás alguna de vosotras llevásteis uno similar en vuestra boda e íbais preciosas...

Y quiero decir que en este post me centraré sobre los recogidos, que son los peinados por excelencia de toda novia, pero a mí, particularmente me encantan las novias con el pelo suelto  (Anécdota express: mi peluquera me contaba que una vez tuvo una novia que quería llevar el pelo suelto pero su madre se oponía fuertemente porque "las novias deben ir con el pelo recogido en un moño" y a punto estuvo la chica de ceder; tuvo que hablar la peluquera con la madre y decirle: "señora, con todos mis respetos usted se casó una vez y ahora la boda es de su hija, déjela hacerse en el pelo lo que quiera".)

Supongo que llevar el pelo suelto no es más usual porque es más difícil que dure impecable hasta el final de la boda (si hay viento... se convierte en misión imposible), pero caigo arrebatada ante una novia con pelo largo, suelto, natural y que descanse sobre sus hombros.





El recogido sin duda "estrella" de las últimas boda a las que he asistido/he visto fotos (y llevo unos años con una media de dos a cinco bodas por temporada) ha sido el moño alto, muy estirado, tipo bailarina...

"Ha vuelto el moño alto, una opción elegante y perfecta para novias" leo en un portal de bodas, y yo le respondería con: pues sí, ha vuelto, pero espero que se vaya pronto por donde ha venido...

Y es que NO, no me gusta en el 95% de los casos (reconozco que en una de cada veinte novias es su peinado), porque no lo veo nada favorecedor; solamente queda bien en los catálogos de novia porque se busca ese toque minimalista que da, para que no destaque sobre el vestido (lo cual es obvio) y porque seguramente retoquen el porte de las modelos con Photoshop. Como en este de Aire Barcelona






Y si el moño "super estirado" y alto hasta por encima de la cabeza va acompañado por una tiara un poquito hortera, ya es que no me gustan nada:





Tampoco me gusta este peinado, con el pelo tan tan colocado y tantos adornitos por todos sitios...


Chicas... del maquillaje ni hablamos ¿verdad?

Volviendo a mi odiado moño bailarina, si es que ni a Elsa Pataki le favorece... Y es una chica con unas facciones muy bonitas. En mi opinión, un moño tan estirado le marca mucho la separación entre la cara y el pelo, que en su caso es muy irregular, muchos piquitos.



En este segundo caso, la trenza y el flequillo tapando la frente lo arregla un poco, y lo hace más gracioso, pero no me acaba de gustar ¿es mi impresión o le hace la cara más grande?



Y no digamos cómo le queda este peinado a Jennifer López... Parece que se ha peinado apresuradamente en el baño de un bar.




Otra cosa que suele aparecer en los estilismos para novias, es un recogido regulero con dos mechones larguísimos sueltos ¿qué os parece...? ¡No, gracias!



En este moño que os presento ahora, para mi gusto, hay demasiado tupé. Imaginaos que Jessica Alba va de novia ¿no os fijaríais más en su frente y el tupé que en el vestido? oh my god...



Me gusta el efecto despeinado, pero sin abusar. Unos mechones sueltos o el pelo más caído le da toda su gracia a un recogido, pero en este caso parece que la chica se acaba de levantar:




¿Y este...? Muuuuuy clásico ¿no os parece?




Moño alto con flores y flequillo liso a un lado: demasiado visto. Hoy en día hay cosas mucho más maravillosas que esta:




Volviendo al moño alto bailarina. Esta chica no está fea, no podría estarlo con esos ojazos y esa fisionomía facial tan dulce. Pero ¿no os parece que iría muchísimo más guapa con otro tipo de peinado?



Este último ejemplo me sirve para ilustrar que  no se trata sólo de "no ir mal", ¿qué novia no va guapa y radiante, teniendo en cuenta su ilusión y felicidad? Pero me da rabia que, pudiendo ir preciosa, se limite simplemente a "no ir mal" por una mala decisión suya, de la peluquera o dejarse llevar por las tendencias (moño alto y liso, velo pirata, vestido poco favorecedor...)

Novias, nosotras sabemos en muchos casos mejor que nadie qué es lo que nos queda bien. Nos arreglamos un sábado, para una boda, para nuestros chicos... ¿Por qué ser otra el día de tu boda? ¿Por qué recogerte el pelo como si quisieras hacerte un lifting cuanto en tu vida diaria lo llevas más desahogado?

(Que por cierto, en algunos casos he sabido de la opinión de novias que se han arrepentido mucho de haber llevado este peinado... )

En el próximo post, os propondré recogidos diferentes, elegantes y creo que favorecedores para todos los estilos (desde luego, muchísimo más favorecedores que este moño bailarina). Hasta entonces espero vuestros comentarios y vuestras impresiones.

Y espero no haber sido muy mala , jijiji...

miércoles, 21 de marzo de 2012

Disfrutar la boda no es una obligación

No, no lo es.

Tampoco lo es hacer la mejor boda del mundo.

Tampoco es una obligación que sea el día más feliz de tu vida.

Tampoco lo es el que ese día estés más guapa, sexy, angelical o glamourosa que nunca.

Hacer la boda más especial y más perfecta para los invitados no es una obligación.

Tampoco que tu novio sea el mejor arreglado del mundo.

Y tampoco es obligado contratar al mejor fotógrafo del mercado porque "las fotos, tras el día B, son lo único que quedan".



Quiero repetirme esta especie de mantra, con una sonrisa, todas las mañanas. Tengo que decir que últimamente empiezo a sentirme en paz... tranquilísima, contenta, relajada. Me digo: "es que no, no es para tanto; no tengo que hacer un examen, no tengo que dar un concierto, no es una entrevista de trabajo decisiva en mi vida".

No entiendo que para una boda nos tengamos que poner tan nerviosas como si nos fuera nuestro futuro en ello. No, no quiero...

Por supuesto que sueño con una boda feliz, alegre, especial, divertidísima, en la que a mi novio y a mí nos digan "guapos" hasta que nos dé apuro, y en la que todos los invitados compartan nuestra magia. Sueño con una ceremonia que me haga sentir esos sentimientos de trascendencia de los que hablé (aquí). Y sueño que, en el futuro, recordaré mi boda como uno de los días más felices y mágicos de mi vida.

Pero entiendo que todo esto no es obligado sentirlo... En el momento en que pensamos "que tiene que ser el día más feliz y especial de nuestras vidas, y el que más guapísimos debemos estar" comenzamos a sentir tensión. En el momento en que queremos forzar nuestros sentimientos, y tememos que nuestras expectativas no se cumplan al 100%, sentimos miedo y agobio. Y el post que hice hace unos días sobre las bodas de los 70 me hizo reflexionar y me dije:

"¡si es que ahora podemos tenerlo todo! Podemos tener todas esas ideas maravillosas para hacer una boda única; pero a la vez podemos inspirarnos en la frescura de unos novios felices y relajados".



En el momento en que pensamos que disfrutar la boda no es una obligación, los temores desaparecen. En el momento en que sabemos que preparar la mejor boda que podemos no es una obligación, sino que lo hacemos porque nos apetece y porque nos hace felices, todos estos meses de preparativos cobran sentido. En el momento en que relativizamos que no es lo más importante llevar el mejor vestido/maquillaje/peinado del mundo, empezamos a sentirnos satisfechas con nuestros atuendos de novia.

En el momento en que preparamos la boda sin obsesionarnos por el resultado final, empezamos a disfrutar automáticamente de este período y aumentamos la ilusión por casarnos.




Una boda es un día de mil emociones, la celebración quizás más importante de nuestras vida, y con seguridad la fiesta compartida más grande de la que seremos anfitriones. Pero si al final no es lo que esperábamos, no será para tanto. Es sólo una boda. Es sólo un día...

Y lo verdaderamente importante, siempre empieza después.



Imágenes: via A practical wedding

lunes, 19 de marzo de 2012

Porque no todo es el amor romántico

Estoy aquí después de haber vivido un fin de semana más intenso, divertido y sentimental del que podría imaginar. Han sido un montón de emociones, un ambiente muy festivo y un continuo reír, bailar y pasarlo bien.



Una fiesta que no estaba anhelando en este último mes de preparación de boda en el que cierta ñoñería y preparación de detalles bodiles forman mi día a día. Y me ha alegrado alejarme un poco de esto, de la parte estética y organizativa de la boda, incluso de la parte más romántica, para reencontrarme con la frescura de la amistad y de las fiestas un poco locas. :)

Me digo...

Que mi boda comienza con una celebración solemne y emotiva, sigue con una sesión de fotos románticas, luego con un banquete rico... pero tiene que acabar, necesariamente, con una fiesta en toda regla. Así que la música adecuada, las bebidas y otras condiciones, no pueden faltar...



Que los amigos estuvieron ahí, están ahí, y que es necesario que sigan estando ahí. Y ya no sólo con mails, llamadas, mensajes o charlas en el facebook. Es necesario seguir haciendo escapadas juntos, cenas, salidas. Es necesario seguir apareciendo reunidos en nuevas fotos, y así ir viendo cómo van cambiando nuestras caras con el tiempo.

Como me dijo una amiga: esperemos que con este paso tan importante que vas a dar no perdamos una amiga, sino que ganemos otro. Of course, ¡esa es la esencia!



Y también me digo que el amor de pareja no debe ser excluyente, incluso cuando se tengan hijos. Dar todo el amor a tu familia, y no dejar nada para el exterior, acabaría ahogando el amor, matándolo. El amor, cuanto más se tiene, más se reparte. El amor no puede confinarse, tiene que expandirse. Como dicen estas bellas palabras de un texto que he encontrado por Internet y del que no sé su autor:

"Amaos siempre, con generosidad. El amor no tiene medida. Amaos sin condiciones. Y amad a todos, no encerréis el amor en vuestro hogar. El amor en exclusiva acaba enfermando.


Abrid vuestro corazón a todos. No os encerréis en vuestro hogar, ni siquiera en los hijos. El amor no se pierde ni se debilita al extenderlo. Todo lo contrario: cuanto más se da, más se tiene. Aquí fallan las matemáticas."


 
¿No lo veis un texto precioso para incluir en vuestra ceremonia de bodas, y hacer que todos aquellos que han dedicado esfuerzo, tiempo y dinero a acompañaros se sientan más incluidos en vuestras emociones?

En momentos de preboda como este, sentimos que el amor a nuestra pareja nos eleva un poco por las nubes. El matrimonio, representado por los primeros días de convivencia, me parece un sueño muy dulce, lleno de pequeños detalles nuevos y emocionantes. Pero no quiero dejar de lado el resto de cosas que también soy: soy hija, soy hermana, soy trabajadora en la sociedad, soy vecina de un pueblo, soy yo misma... y soy amiga de mis amigos.

¡Feliz comienzo de semana!

viernes, 16 de marzo de 2012

Y otra más

¡Pero qué día tan precioso hace hoy! Luminoso, despejado, levemente cálido. Un día para pasear y para ir pensando en la primavera que está por venir. Y en la boda, que también está por venir... (¡ya, el mes que viene!).


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 Un día como hoy, se me hace irresistible pasar dentro de la papelería y buscar entre las revistas algo para leer al sol. Y ahí, en el stand de las revistas de novia que antes obviaba y ahora es mi primera elección, veo el nuevo número de "LuciaSeCasa".



Una portada hermosísima, justo con esos vestidos barrocos y ajustados (cuando veo el interior descubro que son de Yolan Cris, la marca que me enamoró y que imaginé para mi día B durante meses) combinados con zapatos dorados de tacones altísimos (Jimmy Choo, cómo no), que yo siempre soñé llevar de novia. La cojo en mis manos y me digo: "pero si ya tengo un montón de revistas de novia en casa..." Y hace nada me compré el Telva Novias y el Vogue novias de primavera.



Y lo cierto es que ya no tengo nada especial que mirar: tengo el vestido elegido, todos los complementos, el lugar de celebración ¡incluso el ramo y el menú! Apenas tengo que conseguir inspiración, me quedan algunas cositas y muy específicas... Y sin embargo, al final he cogido la revista, la he pagado y me la he traído a casa.

¿Qué es esto? ¿Es un amor a las bodas que desconocía? ¿Es simplemente que, a tan poco tiempo de mi gran día, sólo me apetece compartir historias de amor, vestidos de fábula, fincas de ensueño y detalles finísimos y poco convencionales?

No lo sé... El caso que esta, junto con mis otras revistas, pasará a engrosar mi estantería, no sé por cuánto tiempo, pero desde luego mucho más del que le he concedido a las revistas que habitualmente suelo comprar. Aún no he tirado ninguna revista de novias de las que he ido adquiriendo desde el año pasado...

¿Y vosotras? ¿Soléis comprar/leer revistas de novia? Las que ya estáis casadas ¿las seguís comprando? Quiero hacerme una idea de cuánto más me durará este pequeño vicio ;-)

jueves, 15 de marzo de 2012

Habemus ramo

Habéis oído bien: ya tengo elegido el ramo.

De hecho, lo elegí la semana pasada, pero he estado pensando si publicarlo aquí en el blog o no, por eso de "que no se entere el novio". Pero vamos, cuando he leído la lista de flores que lleva mi ramo he recapacitado, ¡¡pero si esto parece otro idioma!! Nadie que no se haya iniciado en el mundillo floril hace poco sabrá a lo que me refiero, así que me he decidido a contaros un poco mi experiencia. ;-)


Mi ramo soñado llevaba plumas...

Desde que dejé de ocuparme de asuntos como el lugar de celebración de la boda, el vestido, las figuritas para la tarta de novios, el libro de firmas y demás cosas varias que surgen a toda una novia por el camino (y que la dejan patidifusa, cuando se dá cuenta de la enoooorme variedad que hay para cada pequeño elemento bodil), mi mirada se centró en el ramo de novia. Hasta el momento, no me había ocupado para nada de las flores. Vamos, es que nunca en mi vida he comprado un ramo de flores que se saliera de lo convencional (rosas). Palabras como ranúnculos, gerberas, paniculata o craspedias me hacían fruncir el ceño de ignorancia (¿pero eso qué es...?). Y en unos mesecitos, no diré que he hecho un máster de jardinería, pero sé diferenciar las principales flores que salen en un ramo de novia, y estoy un poquito orgullosa de ello.


Veamos... Veo rosas rojas. peonías, orquídeas moradas y "bayas rojas". No está mal ¿no?

Mi primer flechazo respecto a los ramos de novia fueron las peonías... Dios mío, cuando vi esa flor tan grande, delicada y perfecta me dije ¡¡un ramo así tiene que ser mío!! Me gustaban las peonías rosas. Pero las blancas me parecían "lo más de lo más", sobre todo cuando iban combinadas con broches antiguos. Para mí, era el ramo infalibe. El más romántico, el más perfecto.



Luego, cuando fui viendo más ramos, empecé a dudar. Me enamoré de las perfectas dalias, los ranúnculos (parecidos a las peonías, pero más pequeños) y las gardenias. Y me encantaron otras variedades de rosas, diferentes a las que estamos acostumbrados. Con todas estas propuestas, y un montón de fotografías de ramos en color blanco/maquillaje/rosa/melocotón clarito, me fui a la floristería a buscar el ramo perfecto...

Mi ramo perfecto.

(Porque toda novia no sólo tiene un vestido, sino también un ramo).

Primer chasco: yo enamorada de las dalias, y el chico de la floristería que me dice que aquí se usan más bien para los cementerios, los crisantemos. Que eso de usar las dalias en los ramos es más bien de los americanos (sí, estás en lo cierto, las imágenes son de blogs americanos).



Segundo chasco: yo enamorada de las gardenias y, las que le enseñé en los ramos, me dijo que no eran naturales, sino que estaban montadas artificialmente. No sé si será cierto o no, pero lo que ocurre es que no hay posibilidad de conseguir flores que se parezcan a eso que se llama "gardenia" en inglés.



Acerca de las peonías... Bien, porque al casarme en abril puedo tenerlas sin problemas y me van a aguantar (¡¡bien!!) Pero...

Y esto es un gran pero... (si os digo la verdad, y tal y como me ha pasado en tantas cosas que tenía muy claras antes de la boda, intuía que mi ramo finalmente no sería de peonías) la verdad es que las peonías por mi estilo, mi vestido y por mí misma, no son lo que más me van. Yo ya me había dado cuenta en casa. Veía ramos de peonías preciosos pero... no los veía en mí, tal y como estaba elegido mi atuendo de novia. Y por otro lado, yo soy una persona de complexión menuda (por ese motivo, los taconazos) y las peonías son flores grandotas, vistosas. Un ramo de siete u ocho peonías, más incluso combinado con otras flores, iba a resultar demasiado grande. Y yo tenía claro que deseaba un ramo elegante, romántico, tipo bouquet... y más bien pequeño.

Así que peonías tampoco. (Eso sí, para quitarme "mi sed de peonías" me va a llevar un centrito a casa, y lo pondremos en la habitación donde me haré las fotos. Al final las peonías tienen que estar presentes de un modo u otro en mi boda)

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La verdad que el florista cogió bastante mi estilo. Con los ramos que le enseñé, quedamos en que sería algo redondo (imprescindible), no demasiado grande, con varias flores combinadas, todas ellas flores relativamente pequeñas, y todas con colores muy claros. Ah, y nada de hojas entre las flores, quiero que el verde se vea lo mínimo posible (no, no me gustan los ramos con verde, no sé por qué). Y por supuesto, quiero una empuñadura que vaya con un pañuelo de encaje que tengo... Es decir, será mi ramo ideal romántico, de colores claros y aspecto delicado. Sofisticado pero no artificioso. Y sin peonías.

Y ahora os preguntaréis. Bueno ¿y qué flores lo componen? Y yo por decir, os las digo, pero os digo que algunas no las había oído yo hasta hace dos meses:.
Mi ramo será de: rosa holandesa color champagne, rosa holandesa color crema, fresias, ranúnculos pequeños (francesillas), bouvardias y una florecita blanca muy pequeña de la que no recuerdo el nombre.

¡Que ya tengo el ramo!


Aissss... ya tengo el ramo... y el vestido... (el otro día tenía un pequeño disgusto, pero hoy ya he superado el resultado un tanto decepcionante de mi primera prueba)... y el peinado... y los zapatos... y los pendientes... Y con todo me veo. Aunque nada sea como lo pensé en un principio.

El ramo no es de peonías... El vestido no es corte imperio... Los zapatos no son dorados... En el pelo no llevo ninguna peina... Y los pendientes no llevan perlas... Pero todo es de mi estilo, como yo quería. Y lo más importante: todo me es natural. Nada está fuera de mi estilo, o de lo que yo suelo llevar.

Y creo que eso, en una novia, es lo más importante ¿no os parece?



P.D. Dutti, en este post me tienes que hacer un comentario sí o sí ;-)

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